Hoy les traigo una historia propia, algo que me pasa a lo largo de los años de trabajo, los cuales por cierto ya son muchos :). Hoy les traigo mi experiencia siendo freelacer, alguien que trabaja por cuenta propia, vendiendo sus servicios, normalmente al exterior; pero en este episodio me centro en cómo siempre aparece alguien que justo cuando me esta yendo bien me dice cosas como: «¿Sabes que a comparación de lo que les pagan en el extranjero a ti te pagan una miseria?», o algo como: «Por el mismo trabajo que tu haces al Fulanito le pagan el doble», o cosas como: «Tu jefe se está haciendo rico con tu trabajo porque nosotros en Bolivia somos baratos y a ti te venden por el triple o más».
Yo ya sé como lidiar con esos «amigos», pero mis compañeros de trabajo, aquellos que recién están empezando en la vida, ellos que acaban de salir de la universidad, aún no saben cómo procesar esos comentarios y el desánimo les invade y sienten que la vida es injusta.
De eso, de las comparaciones, hablo en este episodio y te pido que lo oigas porque, no sé, quien sabe si el mensaje que está inmerso no es para ti, ¿ah? 😉
Solo puedo decirte…
Cada uno tiene y recibe en la vida lo que necesita, tanto lo bueno como lo malo que recibes es porque lo mereces, así que no te compares. ¡No te compares nunca! Y, sobre todo, nunca sientas envidia de lo que los demás tienen porque, aunque no lo creas, es muy probable que los demás quieran lo que tú tienes y que tú no le das el valor que merece.