Hay algunos productos bolivianos que todo boliviano, con seguridad, probará o usará alguna vez en su vida… desde chocolates, pasando por ropa y, por su puesto, terminando en café… ¿Cuál café? Sin duda, el Café Copacabana.
No podría decir cuándo fue la primera vez que caí en cuenta que el Café Copacabana era bueno, pero si les puedo decir que hace un par de semanas se terminó mi ración de este café y, más que rápido, fui a comprar mi bolsita de 250 gramos para que no falte… es que, de verdad, este café es bueno. Pero no solo es bueno, sino que es económico, ¡hasta ahora el más barato que he comprado! Casi la mitad de precio que todos los demás cafés del mismo tipo.
El Café Copacabana me ha acompañado en muchas ocasiones, varias noches sin dormir, en medio de campamentos, siempre preparado en una olla grande (ya había hablado de ésto en un anterior artículo) y endulzado con azúcar blanca… charlando entre amigos, con una fogata en el centro de todos, algunos acurrucados en una manta mientras sostienen con ambas manos su taza humeante de café… así recuerdo este café y es por eso que su olor me es inconfundible… y pienso, quiero creer, que historias de café como ésta que acabo de contarles todos los bolivianos tienen, y casi siempre, con un café de la marca Copacabana.
Así es mi taza de Café Copacabana… cuando lo saboreo no solo estoy tomando “una taza más de café”, sino recordando todos y cada uno de esos momentos en el que esta marca de café me acompañó por dos simple motivos: precio y calidad.
¿Cuánto cuesta? Bolsa de 250 gramos a solo 12.60 bolivianos. ¿Con cuántas tacitas lo califico? 5 sin dudar.