A ver, hablemos un poco del transporte en Cochabamba, no sé, por ahí podríamos empezar recordando como el año 2019, mientras toda la ciudad estaba organizada cuidando sus barrios, los del transporte salían de sus paradas e iban recorriendo las calle rompiendo todo lo que encontraban, ¿se acuerdan?
O, por ahí, podríamos recordar el sinfín de veces que prometieron mejorar sus cacharros y nunca pasó.
También podríamos recordar la vez que cada uno de nosotros tuvo que enfrentarse al trato «educado» de los chóferes cuando se les reclama cosas como no pararse en las líneas zebra o el cobro justo a estudiantes o que vayan mas despacio o que respeten las paradas.
Mejor ni recordar si alguna vez tuviste un accidente con alguno de ellos y en menos de 5 minutos te ves rodeado de sus «amigos del sindicato» que están ahí para convencerte por la razón o la fuerza que fue tu culpa.
Y es que no sé cuando este sector empezó a creerse dueño de la ciudad, es más, no sé cuando nosotros, sus clientes, aceptamos que ellos son los dueños de la ciudad.
¿Se dan cuenta a quiénes hemos entregado el mando de la ciudad? A personas detrás de un volante que por haber sabido organizarse, ahora deciden qué está bien y qué está mal, sin importar si se habla de leyes, educacion, salud o cualquier cosa que requiera, mínimamente, un título universitario.
¡Ya pues! Ya estuvo bueno, ¿no? Pienso que lo que deberíamos hacer es un paro contra el Transporte Público de Cochabamba, ¿que dicen? No sé, se me ocurre elegir un día (o varios) y de manera coordinada, nadie usa transporte público… vamos a pie, llevamos a nuestros colegas en nuestros autos, decidimos trabajar desde casa, ¡que se yo! Hay miles de maneras, ¿no?
Y cuando eso ocurra, cuando los transportistas se den cuenta quién de verdad manda en la ciudad, por ahí ese día ellos empezarán a pensar, a mirar, más allá de su parachoque.
¡He dicho!