Hace unos meses, mientras mostraba mi departamento a unos inquilinos potenciales, reparé en el cable verde que baja desde mi departamento en el cuarto piso y se adentra en la jardinera del primer piso a una profundidad de más de un metro. Ese cable está ahí 20 años y en todo este tiempo nadie en el condominio me ha preguntado el motivo… hoy les cuento.
Corría el año 2000. Mi esposa, colega y compañera de trabajo estaba embarazada y cada vez era más difícil ir a trabajar. Así que iniciamos un proyecto piloto: desarrollo de software a distancia.
Aunque hoy puede parecer muy simple, hace 20 años tuvimos que sortear muchos problemas… desde encontrar el software que nos permitan teletrabajar, pasando por idear procedimientos técnico-administrativos de coordinación, hasta convencer a algún proveedor para que nos venda un servicio de internet de alta velocidad pensado en el hogar, concepto que ni existía.
Por azares del destino AXS estaba experimentando con un servicio que era económicamente accesible para una persona… nos costó mucho convencerlos de que nos instalen el servicio, ellos no entendían que queríamos trabajar desde casa, pero no pudieron rehusarse cuando cumplimos todos sus requerimientos, incluyendo el más complicado que era un punto a tierra certificado para telecomunicaciones… sí, el cable verde. ¿El servicio? ISDN de 64 Kbps, es decir, 0,06 “megas” de velocidad… sí, así de “rápido” navegábamos.
Y ahí empezó mi vida de teletrabajador… hace 20 años.
Hoy muchas personas están siendo obligadas a teletrabajar porque un virus ha obligado a la humanidad a meterse en casa. Hoy muchos están nerviosos no solo por el virus, sino porque deben seguir operando a distancia y piensan que es imposible.
Así que si tú eres uno de ellos y sientes que las cosas no salen bien, recuerda esta mi historia y piensa que tú tienes 100 veces más tecnología de la que yo tuve, ¡anímate! Y cada vez que sientas que no puedes, recuerda el cable verde.