¿Presidente o candidata? Cuando de elecciones en Bolivia se trata esta pregunta no debería salir a flote porque el artículo 238 de la Constitución Política del Estado de Bolivia dice, entre otras cosas, que nadie podrá acceder a un cargo público electivo si es que no renuncia al menos tres meses antes del día de la elección, salvo el Presidente o Vicepresidente de la República.
Sin embargo, dicho artículo fue cuestionado y apoyado por muchas personas en el pasado cercano, desde políticos hasta analistas, en muchísimas oportunidades. Los argumentos rondaban en que las elecciones en Bolivia deberían llevarse a cabo en igualdad de condiciones, en que si no se daba eso habría un vació de poder, en el posible uso y abuso del aparato estatal, en la dualidad de funciones al no saber si el presidente actuará ese tiempo como presidente o candidato… hay tantas notas periodísticas, entrevistas y escritos, que es un hecho que dicho artículo es cuando menos polémico. Ahora, si uno les da “una hojeada”, caerá en cuenta que la mayoría, una buena mayoría, apuntan a que el artículo 238 no es bueno y, además, a que el mismo fue introducido por el Movimiento Al Socialismo (MAS) específicamente para que su jefe, Evo Morales, siga al mando de Bolivia mientras buscaba la forma de ocupar nuevamente (una y mil veces) la silla presidencial.
Y justo ahí es donde estamos hoy en Bolivia, porque ayer nuestra presidente decidió candidatear en las elecciones en Bolivia que se avecinan y más tardó en anunciarlo en que sus seguidores digan que el anterior artículo le permite ser candidata y presidente al mismo tiempo…. se olvidaron de todos sus argumentos en contra, de todo lo malo que conlleva este artículo, porque ahora no es Evo Morales quién se beneficia del mismo, sino que es ella.
¿Nuestra actual presidente puede candidatear? ¡Claro que puede! ¿Debe candidatear? Personalmente creo que no. La señora Jeanine Añez me encanta en todo el sentido de la palabra: Ella supo ponerse firme cuando debía hacerlo. Es fuerte y humilde al mismo tiempo. No le tembló la mano para sacar de su entorno a algunos ministros que empezaron a usar su poder de mala manera. Con palabras muy bien usadas y con el carisma desconocido que había tenido, supo tranquilizar y unificar a todos… bueno, a una mayoría. Ella, Jeanine Añez, es el mejor descubrimiento que tuvimos en estos tres o cuatro meses de locura que llevamos en Bolivia. Sin embargo, aun con todo lo bueno que ella tiene, yo pienso que no debería candidatear porque su papel, el papel que hoy le toca representar, fue y sigue siendo llamar a elecciones y pacificar al país.
Sus seguidores dirán que ya llamó a elecciones en Bolivia y cumplió. ¡No señoras y señores! Llamar a elecciones significa constituir un Tribunal Supremo Electoral a la altura de los acontecimientos que tuvimos, dejar que dicho tribunal llame a elecciones, dirigir el país mientras los candidatos se sacan la mugre entre ellos y tratan de convulsionar al país y, por último, termina el momento en que con sus manos impone la banda presidencial al hombre o mujer que llevará las riendas de Bolivia los siguientes 5 años. Su tarea no ha terminado, su obligación es asegurarse de que estas elecciones se lleven a cabo en paz, armonía e igualdad de condiciones, todo con el fin de que cada boliviano vuelva a creer en su país y, si fuera posible, en su clase política… tarea casi imposible dadas las actitudes que tienen.
Sus seguidores dirán que ya pacificó el país y cumplió. ¡No jóvenes y señoritas! Todos sabemos cómo funciona Bolivia y conocemos como se mueven nuestros políticos… en los próximos meses veremos de todo y cada acción buscará crear problemas y quitar la paz a algún sector de Bolivia. ¿Se dan cuenta el nivel de paz que podremos esperar sabiendo que una candidata es al mismo tiempo la presidente? Cada día de candidata nos recordarán sus adversarios lo que hizo Evo Morales en años anteriores. ¿Se dan cuenta la paz que sentiremos los bolivianos cada vez que salga la presidente en Bolivia TV? Recordaremos cómo los masistas usaron y abusaron de ese pobre canal de televisión para endiosar a una persona. ¿Se dan cuenta lo que ocurrirá cuando se descubra que alguien de la alianza de la presidente usó un vehículo, un edificio, una imprenta o lo que sea para hacer propaganda? Créanme, ¡eso ocurrirá! Y no porque la presidente lo vaya a ordenar, sino porque los seguidores son fanáticos y no miden las consecuencias de sus actos, ¡claro que ocurrirá! Y ahí, nuevamente, recordaremos el uso del aparato estatal en favor de un candidato. Solo pregúntense una cosa: La próxima vez que la presidente desayune con algún sector en Palacio de Gobierno o entregue una obra, ¿estará actuando como Presidente de Bolivia o como candidata a la silla presidencial? Y cuando todo lo anterior ocurra, ¿creen que habrá paz? El MAS se encargará de mostrar a propios y extraños que lo que ocurrió fue un golpe de estado cuyo único objetivo era hacerse del poder para que alguien “gane” las elecciones en desigualdad de condiciones. Y no habrá paz… y también ahí habrá fallado.
Sus seguidores entonces dirán: ¡Que renuncie! Y todo se habrá ido al diablo. Ella no puede renunciar porque si lo hace no habrá cumplido con el rol que la historia le puso por delante. No habrá llevado adelante unas elecciones y mucho menos habrá pacificado al país. Si ella renuncia el MAS volverá a ser gobierno y en tres meses destrozará todo lo que hemos logrado los bolivianos con las consecuencias que eso significa. ¿Qué pasará si el MAS logra subir ahora a la silla presidencial? No habrá candidatos opositores porque si en algo son buenos los masistas es en cortar cabezas, ¿o no ven cómo vuelven tantos exiliados que, por cierto, deberán irse nuevamente?
Recuerden una cosa y que nadie se atreva a convencerlos de lo contrario: El lugar en la historia donde se encuentra hoy Bolivia es obra de nosotros los bolivianos ¡Sí! ¡Claro que sí! Donde estamos lo construimos todos, aunque si hubo actores importantes y fundamentales, en realidad es obra de toda la sociedad boliviana. No lo hizo por su lado la presidente o los cívicos o los viejos políticos o los de la resistencia o los informáticos o los periodistas… lo hicimos todos desde nuestras esquinas, barrios, en medio de carteles, llantas, cantos, pititas y con el ingenio que solo los bolivianos tenemos… y hasta ahora los únicos que han cumplido su papel a cabalidad son: los informáticos, los periodistas (por lo menos yo no tengo queja) y los ciudadanos.
Así que a todos los que ahora son gobierno yo les digo fuerte y claro: ¡No saben el daño que han causado ayer!
Hoy Bolivia amaneció enferma porque los bolivianos volvimos a darnos cuenta que no existe político que no actúe buscando su propio beneficio. Nuevamente nos recordaron que la palabra de un político no vale nada. Que siempre, siempre, dirán de boca para afuera, que sus actos son pensando en Bolivia mientras se encierran en cuartos, calculan movimientos, se graban entre ustedes, se prometen cargos y puestos, y se ríen de todos los que estuvimos días de días luchando para recuperar nuestra democracia.
Y cuando una persona como yo les reclama, todavía tienen el cinismo de decirnos que nosotros no sabemos nada de política, que debemos madurar y dejar de creer en fábulas, que somo ingenuos, que el poder está para usarse y, por último, terminan tachándonos de enemigos, de “masistas disfrazados” o casas similares. No se dan cuenta que nosotros, los que les reclamamos, somos justo los que no tenemos un trabajo en el estado, los que no buscamos hacer negocios con el estado, los que trabajamos día a día en las malas condiciones que ustedes, la gente metida en política, no es capaz de mejorar.
¡No saben el daño que han causado ayer! Lo más cómico de todo es que usan los mismos argumentos y el mismo tono de voz de los masistas cuando se trata de defender lo indefendible: Que es legal, que están apegados a la constitución, que un poder independiente como el Tribunal Supremo Electoral ya los ha avalado, que es el pueblo el que lo pide, que el futuro del país depende de una sola persona… sí, óiganse, son igualitos a los que sacamos hace unos meses, solo que su color no es azul. ¿O en que se diferencian? Solo falta que nos digan que somos discriminadores y les puedo asegurar que aparecerá el que diga que no se quiere a la presidente porque es mujer… y con eso habrán completado el abanico de excusas que los anteriores usaron para hacer lo que no debían hacer: Embriagarse de poder.
¡No saben el daño que han causado ayer! Tanto daño que hoy aparecieron personas que no querían ver nunca más a un socialista gobernando Bolivia, afirmar sin problema que “Al final todos son iguales, los azules, verdes, naranjas, ¡todos son iguales! Da lo mismo por quién votar, al final, los únicos beneficiados son ellos”. ¿Y saben? Creo que hasta cierto punto tienen razón porque los que trabajamos fuera del estado (la mayoría) y tratamos de sobrevivir en nuestra amada Bolivia, nos da lo mismo quién este arriba, porque… pues… todos son iguales. Lo único que nos debemos asegurar es que no se eternicen en el poder y que roben lo menos posible.
Señora presidente, usted era (es todavía) una luz de esperanza en medio de tanta oscuridad, nos mostró en poco tiempo que un político, una mujer política, puede hacer las cosas bien, buscar el bien común y estar a la altura de las circunstancias… pensé que eso se debía a que usted era mujer, porque está visto que nosotros los hombres lo que menos tenemos es palabra, y me da mucha tristeza darme cuenta que estaba equivocado.
Desde hoy y durante toda esta semana solo le pido que se pregunte cómo quiere pasar a la historia: Como la política que pensó más en su partido que en el bienestar de toda Bolivia… o cómo la mujer que supo poner a todos en su lugar, no se dejó enceguecer por el poder, trajo un nuevo rumbo para Bolivia y se convirtió en leyenda.
Mientras eso ocurre, mientras llega el día de la elección, solo puedo estar seguro de una cosa: Mi voto será para quién tenga la mejor propuesta, porque al parecer, da los mismo quién salga.