Hace muchos años, debió ser por el año 2010 o algo así, mis hijos entraron a pasar clases en un circo. Me acuerdo que el mayor pasaba malabarismo y el menor pasaba gimnasia, ¿o era al revés? No me acuerdo. Su vida circense, entre malabaristas, payasos y gimnastas, no duró mucho, ¡pero se divirtieron al máximo! Y estoy seguro que hicieron lo que muy pocos niños hicieron. ¡Fue una experiencia única!
Luego nos enteramos que ese circo y las clases circenses que daba estaban orientadas a niños, niñas y adolescentes de la calle, de bajos recursos o con riesgo social. “La Chiva”, un colectivo antiguo de 2 pisos muy llamativo transitaba por varios lugares, normalmente periféricos, e iba recogiendo a todos los “estudiantes” para llevarlos al circo y enseñarles arte circense. La idea era simple: Por medio del arte les daban una actividad sana fuera del peligro del “no hacer nada mientras están solos en casa”… pero no solo eso, sino que en este proceso, se les enseñaba valores, mejoraban su autoestima, aprendían sobre la paz y adquirían habilidades que luego eran transformadas en puestas en escena y presentaciones circenses.
¿A quién se le ocurriría dar clases de circo? Pues a “Educar es fiesta”, una organización de formación artística, que seguramente un día levantaron una carpa de circo en Cochabamba con la idea de utilizar el arte circense para cambiar el mundo. El circo fue bautizado como “El Tapeque”, empezó a funcionar hace más de 10 años y a lo largo de su historia ha recorrido varios barrios cochabambinos.
Me acuerdo que allá por el año 2015 el circo fue desalojado del área verde donde realizaban sus actividades, terminaron en otro barrio dentro de una propiedad y ahora, año 2019, nuevamente deben moverse y no tienen dónde.
He leído por ahí que varias autoridades se han comprometido en ayudarlos, que están viendo donde ubicarlos, pero como siempre pasa en nuestro país, el tiempo pasó, el día de la mudanza llegó y un proyecto tan lindo, un algo tan especial y único, simplemente fue desmantelado y guardado hasta que alguien con las conexiones necesarias se digne en mover sus influencias y logre dotar de un lugar definitivo a este circo que lo único que pide es un espacio. Todo lo demás, absolutamente todo lo demás, lo ponen ellos.
Quedo con la sensación de siempre, esa sensación donde todo son promesas pero nunca son acciones, porque quién necesita, ahora artistas y educadores, no tienen el tiempo para “talonear” de un lado a otro pidiendo favores para que alguna autoridad haga algo sin esperar nada más que un gracias… esa es la historia de nuestro país y esa es la forma en cómo se mueven nuestros políticos.
Estoy seguro que si los artísticas de “Educar es fiesta” vuelven a levantar su carpa, los niños vuelven a acercarse y los payasos, malabaristas y gimnastas vuelven a hacer lo saben bajo ese techo, estoy seguro que algún político será el invitado de gala para “cortar la cinta” y entre medio de aplausos y discursos dirá que él o ella siempre apoya a los artistas y que gracias a su fabulosa intervención nuevamente “El Tapeque” tiene un lugar.
Ojalá, ojalá que de acá a poco nuevamente vea esa hermosa carpa azul en alguno de nuestros barrios cochabambinos y recuerde como hace tantos años mis hijos fueron por unos meses felices mientras su yoyo chino volaba por el aire y con una sonrisa esperaban sacar el truco que los iba a convertir en una estrella de circo.
Fotos: Todas sacadas de la página de Facebook de «El Tapeque»