La vida es tal como la vemos

Ciento cuarenta y cuatro preguntas, respondidas una detrás de otra por el lapso de unos treinta minutos, confirmaron mi sospecha: Todos somos locos, solo que algunos sabemos cómo disimularlo… o por lo menos es lo que creemos.

Estaba siendo sometido a una prueba psicológica, no recuerdo el nombre, pero dadas las preguntas era fácilmente deducible su objetivo: Determinar si yo era un suicida en potencia, si tenía delirios de persecución, si sentía miedo de la gente y las aglomeraciones, si me arriesgaba más de lo que debería y cosas por el estilo. Eran tan obvias las preguntas que uno podía responder siempre bien para que lo creyeran normal, pero… siempre hay un maldito pero en la vida… algunas respuestas eran tan lógicas y socialmente correctas que me pregunté a mi mismo: ¿No será que yo creo que una respuesta es correcta cuando en realidad no lo es?

Si alguien que ama el peligro, adora participar en carreras de motos, alucina saltando en paracaídas y no se pierde la oportunidad de hacer puentismo o bungee vería mis respuestas, con seguridad diría que soy un cobarde (… y algo de cierto hay en esto, je je). Pero seguro que para otros mis respuestas serían de alguien temerario.

¿Qué es normal y que es anormal? Pues todo depende de quién te pregunte, en que época de la historia te encuentras y en qué lugar geográfico del mundo está transcurriendo tu existencia. Pero más importante que lo anterior, más importante que saber si alguien es normal o no desde un punto de vista en particular, es caer en cuenta que la vida es tal como la vemos.

No es que la vida se las tome con uno, sino que uno siente que la vida se las toma con uno. No es que a ti te pase todo lo malo, sino que no eres capaz de abrir tus ojos a lo bueno que si te pasa. No es que todos hablen mal de ti, sino que no escuchas los elogios que otros dicen de ti. No es que toda la gente que te mira en la calle quiere hacerte daño, sino que seguramente a algunos les gustaste tanto que quedaron prendados de tu belleza.

Si has avanzado lo suficiente en la vida ya te habrás dado cuenta que no existe una felicidad eterna como tampoco hay una tristeza perpetua, ¡la vida es dinámica! No existe un blanco sin su negro, algunas veces estás bien y otras veces estás mal. Así que está de más que pienses que ahora que estás bien todo permanecerá bien, lo siento, algún rato las cosas se arruinarán… pero, cuando se arruinen, no te olvides que algún rato volverán a arreglarse.

La vida es tal como la vemos… disfruta cuando algo te guste aun cuando una parte de la humanidad piense que estás loco. Mientras tu forma de vivir no lastime a nadie y lo que pasa por tu cabeza no se traduzca en acciones que puedan dañar a los demás, entonces tu ‘locura’ es sana. Es más, hasta podría decirse que es más sana que la de la mayoría de las personas, ya que la mayoría vive atrapada en dogmas que lo único que hacen es encasillarlas y no dejarlas ser lo que son.

La vida es tal como la vemos… cambia cuando algo no te guste aun cuando una parte de la humanidad piense que haces lo correcto. Porque las personas que no se sienten cómodas con lo que son, con lo que hacen o con lo que piensan, terminan volviéndose infelices porque su espíritu se marchita y su existencia se traduce en ‘un día más de lo mismo’.

La vida es tal como la vemos… así que no intentes caminar por el mismo camino que otros han trazado, no intentes pensar igual a como otros piensan, no intentes reír de las mismas cosas que otros ríen y a ti no te causan gracia, menos aún llorar por motivos que a otros causan tristezas y a ti no te ‘mueven el piso’. Haz tu propio camino y mientras lo recorres te darás cuenta que tu rostro se pinta con una sonrisa al descubrir que tú tienes una nueva forma de pensar, ¡tu propia forma de pensar!

La vida es tal como la vemos… siempre oye los consejos de los demás respecto a algo que te atormenta, porque de seguro que quién te da un consejo ve la vida diferente y lo único que desea es mostrarte que siempre hay una solución a tu problema, algunas veces solo basta cambiar tu forma de ver las cosas. Por el mismo motivo, nunca dejes de dar consejos, por más que te digan de una manera brusca que no estás en su lugar ni en sus zapatos, porque posiblemente tus palabras puedan rescatar del abismo a una persona, puedan cambiarle la vida porque lograste cambiar su punto de vista.

La vida es tal como la vemos… y si piensas bien en todo lo anterior, te darás cuenta que para ser feliz solo basta una cosa: que tus ojos aprendan a ver la vida de manera diferente.

 

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