Receta contra chantajes electorales

Si la Rana René fuera boliviana, seguro diría algo como: ‘A ratos me hacen reír nuestros políticos, pero luego me acuerdo de nuestra gente y se me pasa’. Y es que nuestros políticos si saben cómo funciona la mente de nuestra gente, de la masa, la cual es capaz de hacerse llevar por chantajes electorales sin fundamento, ¡y eso da miedo!

Por un lado tenemos a algunos que son capaces de afirmar que ‘no trabajarán con la oposición, ni harán obras ahí donde no ganen ellos’, ¡que chantaje! Supongo que su plan de gobierno es tan malo, tan vacío, que no pueden convencer de un voto a su favor con sus ideas, sus proyectos y su forma de llevar adelante una alcaldía o gobernación. Deben recurrir al chantaje, a meter miedo a la gente y lograr convencerlos de que si no votan por ellos lo que ahora tienen les será quitado, o lo que querían tener nunca será alcanzado.

Por otro lado tenemos a otros que te dicen que seas ‘orgulloso de tu tierra y no dejes que ganen los del oficialismo que nunca ganaron ahí’, ¡que chantaje! Supongo, nuevamente, que su plan de gobierno es tan malo como lo fue antes, donde sus ideas, sus proyectos y su forma de llevar la alcaldía o gobernación fueron tan malos que no les queda otra que pedir el voto por orgullo y no por lo que se hizo y se hará.

¿Cuál es la receta para no ser chantajeados? Primero, y ante todo, analizar la situación actual de las alcaldías en manos de oposición y oficialismo.

Si pensamos en la ciudad de La Paz, que gracias a la dirección y trabajo a la cabeza de Luis Revilla, ha sido capaz de transformar el caos de la Sede de Gobierno en una ciudad maravilla, reconocida por propios y extraños, hermosa y encantadora por donde la veas, entonces podemos afirmar que ahí tenemos un gran alcalde, ¡y es de oposición!

Casi mil kilómetros al este de La Paz se encuentra la gran Santa Cruz de la Sierra, donde su alcalde, un poco loco (o bastante), ha sabido empujar esa tierra y convertir esa ciudad en la mejor y más pujante de Bolivia, me olvidaba recordarles, ¡es de oposición!

En medio de ambas, tenemos a mi tierra predilecta, a Cochabamba, que a la cabeza de un oficialista apodado ‘Cholango’ en los últimos cinco años no ha hecho nada. La ciudad está más sucia que antes, más desordenada, llena de huecos, sin ninguna obra de envergadura. ¡Cómo se entraña al Bombón! Ese sí que fue un súper alcalde, con todos sus errores (que no me acuerdo cuales fueron, pero lo menciono para que no me ataquen mucho), fue el mejor que tuvimos.

Al norte de Cochabamba se encuentra mi último ejemplo, la capital del Beni, Trinidad. El eslogan de la ciudad es ‘Trinidad, la linda’, pero de eso solo tiene el eslogan. La ciudad es un desastre, obras a medias por todo lado, algunas hechas por el gobierno central y otras por ellos mismos, caos vehicular, calles llenas de huecos, asfalto ridículamente malo, ¡un desastre! Transformaron una de las ciudades más bellas de Bolivia en un campo de guerra, por suerte su gente sigue siendo de lo mejor que tenemos en nuestra patria. ¿El alcalde? Opositor.

¿Más ejemplos? Simplemente vean las alcaldías de los pueblos cercanos donde viven, algunas en manos de la oposición y otras en manos del oficialismo, y se darán cuenta que esa característica no define si son buenas o malas.

Bueno, pero, ¿cuál es la receta para no ser chantajeados? Segundo, entender que la plata llegará porque así lo establece la ley. Puede el presidente, un ministro o quién sea decirnos que no harán obras, que entorpecerán las cosas, ¡y posiblemente lo hagan! Pero la ley determina recursos que si o si deben llegar a las alcaldías y, aunque ustedes no lo crean, estos recursos si llegan y han llegado a lo largo de los años. Es más, si tienen curiosidad, pueden buscar por internet y ver cuánto dinero ha sido entregado a lo largo de los años a las alcaldías y gobernaciones, y se darán cuenta que estos montos han ido subiendo cada año. Comparar lo que llegaba hace 10 años con lo que llegó el año pasado es, en algunos casos de los mencionados arriba, casi 10 veces más. ¡Y ahí es donde te da rabia que la ciudad no haya crecido 10 veces más! Ya, digamos que crezca 5 veces más, ¡pero ni eso!

¡Ya! Entonces, ¿cuál es la receta para no ser chantajeados? Tercero, pensar que tu voto vale, que está en tus manos cambiar la realidad de tu ciudad y que debes votar por quien tú creas que hará el mejor trabajo. ¿Sabes? No importa si es de oposición u oficialismo, si es bueno, él se encargará de encontrar recursos y convertirlos en obras que cambiarán tu ciudad.

Recuerda, votar de manera dirigida no te hace mejor ciudadano. Lo que te hace un buen ciudadano es votar pensando, no por chantaje ni por orgullo, sino por ti, tu gente y tu ciudad. Porque sabes que estás eligiendo al mejor.

Y me despido cambiando un poco lo que dijo Facundo Cabral:

“Le tengo miedo a los idiotas, porque son muchos y pueden elegir a un presidente, gobernador o alcalde”.

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